En los años ochenta,
Hugo Bustíos trabajaba como fotoperiodista en Ayacucho, una
provincia peruana que entonces se regía por ley marcial. En esa
época el ejército libraba una campaña brutal de contrainsurgencia
para abatir a Sendero Luminoso. El trabajo de Bustíos como reportero
lo convirtió en un testigo incómodo de las atrocidades cometidas
por ambos bandos, y recibió numerosas amenazas de muerte.
En 1988 Bustíos fue
emboscado a plena luz del día por una patrulla militar. Lo mataron a
tiros y su cuerpo fue destruido con una granada para intimidar a los
demás.
Más de 50 periodistas
han sido asesinados en Perú desde que el país recuperó la
democracia en 1980; muy pocos casos han sido llevados ante la
justicia. Sin embargo, el asesinato de Hugo Bustíos no fue olvidado.
El caso fue tomado primero por el Comité para la Protección de los
Periodistas de Nueva York y posteriormente por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos [...]
The New York Times, Sonia Goldenberg, 6 de febrero de 2016
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